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El proceso del textil a través de los sonidos

La audición, así como el resto de los sentidos, es fundamental dentro de la práctica etnográfica y forma parte de la encarnación de cualquier conocimiento –en este caso manual- para adquirir la habilidad de aprehender a través del cuerpo sobre la maleabilidad y composición de los materiales que conforman los objetos que hacen parte de la cultura material humana.

 

El textil y su proceso de producción, engloban varias dimensiones de los sentidos humanos, cómo se perciben los materiales, así como el dominio de la técnica requerida para llevar a cabo las prendas y el diseño de las figuras. El textil es principalmente un referente visual, el cual corresponde en primera instancia al orden ocular: los colores, formas y diseños. Sin embargo, además del orden visual, se involucran en el proceso de elaboración, otros sentidos humanos con los que aprehendemos el mundo: el sonido y el tacto para este caso en particular.

 

Dentro de esta investigación, para lograr entender el mundo de las tejedoras, lo primero que tuve que hacer fue experimentar a través de mi cuerpo la sensación de tejer en el telar, amarrarme a un árbol por varias horas al día para lograr entender cómo se construye un telar, cómo se teje y cómo en la combinación de nudos e hilos se van formando matematicamente las figuras.

 

Lo segundo, sería experimentar el proceso completo, desde cultivar el algodón hasta aprender la técnica del aplanado, el hilado y luego el urdido para montar el telar, pero para ello restan muchos años de aprendizaje y constancia.

 

Como una tercera vertiente, he comenzado a experimentar con los sonidos que se desprenden de todos los procesos que he mencionado. Cada uno despliega interesantes sonidos que me hacen reflexionar sobre cómo se involucran los sentidos (los que a veces resultan menos evidentes y que son en su mayoría ignorados por la antropología) como lo sería en este caso el ambito auditivo. Esta reflexión me surgió a partir de conocer a María Alejandra, una tejedora de 90 años que padece de diabetes, su enfermedad ha repercutido fuertemente sobre su visión. Ella está prácticamente ciega, sin embargo, eso no ha sido un obstáculo, ella se guía por el tacto y por el sonido para poder continuar tejiendo y de esta manera poder mantener su economía.

 

Entender los textiles desde estas otras perspectivas y dimensiones sensoriales poco exploradas, permite a la antropología como disciplina, acercarse a los fenómenos sociales desde un conocimiento corporeo y encarnado en el cuerpo, experiencias que todo humano ejerce a diario en la vida cotidiana y que es a través de ellos que conocemos el mundo y generamos conocimiento sobre el medio que nos rodea, así como un mejor entendimiento de la cultura material que producimos y significamos.

 

A continuación presento los sonidos aislados que se involucran en cada paso del proceso de elaboración de textiles.

 

 

 

 

 

Las prendas especiales se tejen con algodón natural, generalmente conocido como coyuchi. Para poder transformar una planta en hilo y luego en prenda, es necesario hacerlo pasar por una serie de elaborados procesos donde el algodón va cambiando incluso de nombre, la calidad del mismo  aumenta conforme cambia de proceso.

Doña Porfiria contó que en el aplanado interviene el hombre y la mujer. La mujer siembra la semilla del algodón, pero es el hombre quien consigue los palos de un árbol que se llama otate y con ellos se golpea el algodón. El algodón se extiende sobre un petate, el cual a su vez está sobre una cama hecha de hojas de plátano para brindarle la suavidad que el algodón necesita.

El aplanado del algodón

Aplanado -
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El hilado

Después del aplanado, el algodón está listo para hilarse. Con ayuda del malacate y el huso, el hilo se va enredando y desenredando alrededor del huso mientras éste gira como si fuera trompo dentro de una jícara. El hilo debe quedar uniforme en su finura y no contener ningún nudo. Mientras más fino el hilo, es de mejor calidad. La jícara (tsua´n too) es una palabra compuesta. Tsua´n que significa jícara y too que significa estático, es decir, la jícara queda inmóvil mientras el huso gira en su interior.

Hilado -
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El urdido

Urdir el hilo para montar el telar.

Para urdir, se clavan palos sobre la tierra o bien se tiene ya hecho un urdidor de madera. El número de palos dependerá de la prenda que se quiera tejer, así como del largo y ancho que se requiera.

El hilo se va pasando entre los palos en forma de ocho y se tiene que ir contando el número de vueltas. Una vez terminadas las vueltas, se amarran con dos hilos las intersecciones, se sacan los hilos de los palos  y se amarran a otros dos palos que serán los extremos del telar. Para amarrar cada palo, se debe entretejer una cuerda que separa cada 10 hilos, de manera que la cuerda va abrazando el palo.

Urdido -
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El tejido

El machete, el alzador, los palos y el hueso son algunos de las herramientas que conforman el telar. Consiste basicamente en el cruce de hilos entre la trama y la urdimbre. Como su nombre lo dice, el telar de cintura puede definirse como la  tensión que se generara amarrando un extremo de la estructura del telar a la cintura de la mujer, y del otro lado haciando contrapeso, el telar amarrado a un árbol. Esta tensión permite que los hilos de arriba puedan cruzarse con los de abajo. Es importante mantener siembre la misma fuerza de tensión entre los hilos, de manera que facilite hacer los movimientos de cruce.

Las figuras que se tejen se van formando al atravesar hilos de colores entre los hilos de la base del telar a manera de cuadrícula o coordenadas.

En la imagen vemos a Divina tejiendo un rebozo.

Tejido -
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Feliciano Guadalupe, músico tradicional de sones y chilenas de Coyozoapan.  84 años.

Violín tradicional - Feliciano Guadalupe
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Poema dedicado al telar de cintura en ñomndaa y español. Escrito por Héctor Onofre y leido por Yesenía López de Jesús.

Poema en amuzgo -
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Poema en español -
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Construcción sonora y visual

La historia de esta construcción comenzó con una imagen sonora que se me quedó grabada en la cabeza. Durante una entrevista, una tejedora ya mayor de 79 años, nos contó que tiempo atrás, cuando ella era pequeña, recuerda que muy temprano por las mañanas  se escuchaba al unísono el sonido de los palos golpeando el algodón. Esta actividad tenía que realizarse muy temprano, antes de que el viento soplara muy fuerte y se volara el algodón, es por eso que las voces de los palos- figurando el sonido de muchos tambores-, se sincronizaban por las mañanas, haciendo de este sonido un referente acústico de la comunidad. Recuperar estos sonidos hace parte de un legado histórico que por desgracia cada vez se pierde más.

 

Todo acto investigativo y académico, implica para mi también, un acto creativo y artístico, especialmente cuando el tema son los textiles. El trabajo y conocimiento de estas mujeres me han brindado una inspiración para crear desde la antropología, piezas que crucen el límite entre el arte y la etnografía.

 

Para realizar esta construcción sonora fue necesario reconocer las limitaciones que a veces tenemos como antropólogos para realizar ciertas tareas de documentación que escapan al trabajo de escritorio. Para poder llevar a cabo lo que a continuación van a escuchar, fue preciso trabajar en conjunto con un constructor sonoro, quien además tiene un conocimiento técnico del manejo de los equipos y los programas de edición así como un dominio musical. De esta forma, la pieza sonora y posteriormente visual, fue un trabajo en colectivo que conjuga el trabajo antropológico en campo y la estructuración de la narrativa sonora, con el conocimiento musical, creativo y el trabajo de un sonorista.

 

Cuando una tejedora se ha vuelto experta en el telar de cintura, los movimientos que realiza en cada uno de los procesos genera una musicalidad que hacen parte del ritmo de la vida humana. Así como el latido del corazón produce un ritmo, la respiración y los movimientos que realizan sus manos para dar forma a las prendas, dan también un significado a su práctica. Saber cómo sonamos, cómo se siente lo que tocamos y cómo miramos, puede brindar información importante sobre el conocimiento de una técnica y su especificidad.

 

La finalidad de esta construcción sonora es principalmente poder presentarla a las tejedoras, utilizarla como un medio que estimule una de las actividades que se realizarán en los talleres y que además sea un impulso para comenzar un diálogo a partir de los sonidos que ellas mismas producen, de manera que generen conciencia de que son parte de varios procesos creativos.

 

Para construir la narrativa sonora, primero partí del orden del proceso textil, ¿A qué suena el urdido, el aplanado, el hilado y luego el tejido? ¿Qué habilidades y conocimientos se requieren para llevar a cabo cada una de ellas? De esta manera fuimos en busca de los sonidos y los grabamos junto con al imagen. Posteriormente, buscando una base musical sobre la que pudiéramos montar los sonidos, pensamos en buscar la música tradicional de la región, cosa que no fue sencilla porque ya son muy pocos los músicos que quedan y la mayoría de edad avanzada, así que por suerte el señor Feliciano Guadalupe nos brindó su tiempo y permitió que grabáramos distintos sones tradicionales. Finalmente, en la cooperativa textil La Flor de Xochistlahuaca, las mujeres conservan una serie de poemas que a lo largo del tiempo se han escrito aludiendo a los telares. Elegimos junto con Yesenia López, una joven tejedora, los dos poemas que más nos gustaron y los grabamos en ñomndaa y luego en español.

 

Una vez que tuvimos grabados todos los sonidos, comenzamos a tejerlos en una línea de tiempo, a mezclarlos y en realidad a jugar, haciendo una pieza musical a partir de los sonidos distintivos de la comunidad y en especial de los sonidos que distinguen a las tejedoras.

 

¡Que lo disfruten!

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